Que chulo es ir en bici. Que 'cool'
queda pasear con la 'fixie' por la ciudad. La 'fixie', para todos
aquellos que os suena a nombre de gato, es la bicicleta de los
hipsters. Lo siento, si hipster ya no sabes lo que es, o eres un
nivel clasico-carca más avanzado que yo, o vives en una cueva
incomunicado y ajeno al mundo exterior, por tanto, no puedo ayudarte.
Para el resto de mortales... la 'fixie' es esa bicicleta de una
marcha y de piñón fijo que vemos por la ciudad, pintada de colores
y con unas llantas de perfil ancho, que solo las ruedas valen más
que mi bicicleta.
Como iba diciendo... que sensación de
libertad da ir en bici ¿verdad? Te sientes un ciudadano responsable.
Un pseudo Che Guevara defensor de los servicios públicos de calidad.
Una persona concienciada con el medio ambiente. Aparcas en la puerta
de los sitios (a riesgo de que cuando vuelvas a por ella solo quede
la cadena) y puesto que predicas con el ejemplo, aunque solo sea en
eso, te crees con el derecho de poder dar lecciones de moral, medio
ambiente, sostenibilidad, economía y casi de física cuántica al
prójimo.
¡Dios! ¡Se me olvidaba! Y haces
deporte. Tu sistema cardiovascular, tu musculatura y tus grasas
corporales te agradecen enormemente ese par de kilómetros que
dedicas a pedalear. Ironías a parte, otro asunto es tu sistema
respiratorio... porque moverte en bicicleta por la Gran Vía en hora
punta... es casi casi lo mismo a fumarte unos cigarritos.
Ahora enserio. Me parece muy bien el
tema de dejar el coche aparcado y usar el servicio público, aunque,
dentro de poco, el termino “servicio público” será considerado
sinónimo de robo con el agravante de saña. Creo que están
debatiendo sobre ello ya. Pero el tema es, que el mismo que se cree
un ciudadano ejemplar por el hecho de ir en bicicleta, en el mismo
momento de subirse a los pedales... sufre una mutación digna de
mencionar.
El “GiliBicing” (sí, lo he
bautizado yo) es el energúmeno que pedalea por la ciudad habiendo
olvidado todas las normas de convivencia, civismo y circulación que
tenia aprendidas.
Por el hecho de ser un eco ciudadano,
hay algo que le impulsa a creerse con el derecho de poder saltarse
semáforos, entrar en rotondas sin prioridad, circular por aceras
abarrotadas de gente sin usar freno e ir a unas velocidades que bien
podría parecer que realmente cree que está haciendo deporte.
Este. Este si que me gusta. El que coge
la bici por la ciudad un fin de semana y sale convencido de estar
haciendo deporte. Con su atuendo al completo, léase maillot, mochila
con víveres para un Ironman, casco, gafas fotocromáticas, guantes,
dos bidones y el instrumento: bicicleta plegable. “Adiós cariño,
me voy a hacer una ruta en bicicleta”. Un fenómeno.
En fin, para ir acabando. Me parece
bien el ir en bicicleta al trabajo, que conste. Yo mismo he usado el
servicio público de dichos transportes en Barcelona (si, ese que
funciona tan lamentablemente mal). Lo que no entiendo es la mala
educación. El pasarse las normas de circulación por lo que llevan
apoyado en el sillín y el provocar más de uno y más de dos
accidentes, algunos de ellos mortales. Así que poca broma.
Un poco más de sentido de la
convivencia y la educación y todo irá infinitamente mejor. ¡Ah! Y
deja el coche en casa. Y tú... te lo digo como amigo, no vayas “de
ruta” por la ciudad y si lo haces, por la vergüenza ajena de los
que te rodean... no uses expresiones del estilo. Gracias.
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