La escribió como despedida al dejar su comisaria y cambiar de destino. Ahí va:
Soy un
privilegiado.
He estado en
medio de disturbios rodeado de extranjeros borrachos.
He notado el
odio y el desprecio desmesurado.
Me han
tirado botellas desde los balcones de los hoteles y me han insultado
en varios idiomas.
He sentido
nervios al esperar el regreso, dentro de su casa, a un maltratador que acababa de
pegar una paliza a su mujer.
Me han
tocado la cara y me he dado cuenta de que el uniforme no te hace inmune
a nada.
He tocado a
gente con más enfermedades que años.
He aguantado
insultos, faltas de respeto y gritos.
Me he
perdido innumerables cumpleaños, días señalados y fiestas.
He conducido
en contra dirección fuera de servicio para parar a un conductor
kamikaze.
He estado en
incendios y fugas de gas.
He visto
muertos de varios tipos.
Me he ido a
trabajar cuando otros se iban a dormir, cuando se iban de fiesta y
cuando volvían a casa de madrugada.
He
conciliado peleas haciendo que las dos partes fueran contra mi al
verme.
He sentido
el cosquilleo en el estómago cuando alguien en medio del follón ha
sacado un cuchillo.
He sentido
el miedo y la rabia por no estar ahí, al escuchar por emisora a un
compañero pedir ayuda.
He sentido
la tensión al desenfundar el arma.
Pero
también, he conocido a mi otra familia. He celebrado navidades,
cumpleaños y fiestas que nunca olvidaría aunque quisiera. He notado
la paciencia de quien enseña a un novato. He sabido lo que es
ponerme con orgullo un uniforme cada día. He ayudado a gente de todo
tipo y clase social. He sabido lo que es el compañerismo. He hecho
de psicólogo con el compañero y él conmigo. He sabido lo que es
desear que acaben las vacaciones para volver al trabajo. He aprendido
que todo puede cambiar en un segundo. Nunca se me olvidará que: “lo
más importante, es que a la hora de plegar todos salgamos por esa
puerta y vayamos con nuestras familias”. He aprendido que de todos
se puede aprender algo, independientemente de los años de servicio
que lleven. He aprendido a respetar, querer y admirar a cada uno de
los compañeros que comparten escamot conmigo.
Es por eso y cientos
de cosas más que puedo decir convencido y orgulloso que: soy un
privilegiado.
Gracias.
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